Camino a Las Estacas, venía platicando con Nora. No conozco a nadie que haya nadado tanto como ella así que estaba seguro que tendría una buena respuesta al preguntarle que pensaba sobre estar horas bajo el agua. No solo en que piensa uno sino también que piensa sobre quienes deciden nadar por muchas horas, algo que va de la mano con nados de larga distancia. ¿Te evades del mundo o disfrutas de él? Su respuesta me gustó: «La mayoría de la gente no sabe estar consigo mismo. Nadar largas distancias, por horas, es una excelente manera de estar contigo mismo.»
Cuanta razón tiene, ¡es difícil estar con uno mismo! Al nadar por horas no hay otra opción: la mente se tiene que ocupar en algo. A mi, que apenas empiezo a hacer nados largos, ya me han preguntado en que piensa uno tanto tiempo. Responderlo me es difícil. La mayoría de la gente que conozco que nada lo hace en una alberca y probablemente por una hora -es lo que dura una clase normalmente- o un poco mas pero normalmente no continuo, sino parando cada serie del entrenamiento. Así nado yo la mayoría de las veces pero, conforme al plan de entrenamiento que llevo para intentar cruzar el Canal de la Mancha en 2016, me a tocado nadar largo tiempo sin parar. Hoy fueron 3 horas, y va a aumentar.
El último semestre he conocido a mas personas que nadan de forma constante. En mi equipo de entrenamiento comparto clase con varios nadadores. Cada quien tiene sus planes y metas. Para hacer triatlones o Ironman, para competir en distancias cortas de velocidad, quien ha nadado por muchos muchos años y ha hecho nados maratónicos y hasta una Triple Corona, quien disfruta de todo tipo de deportes y le gusta entrenar en grupo… Todos los que nadamos compartimos algo en común: nos gusta y disfrutamos la intensidad de un buen entrenamiento. Lo que busca cada quien se relaciona directamente con lo que quiere hacer. Armando es muy rápido y en eso se enfoca tanto física como mentalmente. Me ha dicho que cuando ha nadado 1,500 mts. ¡se aburre! Mariele, por el contrario, disfruta mucho nadar por horas y me ha dicho que prepararse mentalmente para poder nadar tanto tiempo es muy importante y hay que aprender a saber que hacer.
Hoy me tocó nadar 3 horas continuas, por eso íbamos camino a Las Estacas. Gracias, Nora, por el aventón, coacheo y apoyo. Algunos compañeros del Training Team de Sport City Samara y otros «entrenos» de Nora estuvieron ahí para nadar también, cada quien diferentes distancias o tiempos según su entrenamiento. La verdad no me preocupaba tanto aburrirme, en verdad disfruto mucho nadar; me preocupaba que era tanto tiempo y ¡no sabía que iba a pasar! ¿Podría? ¿Acabare? Si acabo, ¿como voy a terminar?
En esta ocasión las casi 3 horas (2:50) se me pasaron muy rápido. ¡Ha sido mas pesado en otras ocasiones mas cortas!
Es agradable nadar acompañado porque, aunque cada uno va «solo», se siente el compañerismo. Salimos juntos Mariele, su hijo Eduardo, Armando y yo. Nadamos la primer vuelta juntos, la segunda casi juntos -como son más rápidos se me adelantaron- y en la tercera nos separamos, empezando porque me seguí mas lejos en el retorno. Por ahí andaban otros entrenos pero, mas bien nos cruzábamos, porque no salimos juntos.
Para calentar empezamos nadando con la corriente aproximadamente 500m. de la fosa hasta donde se permite nadar (mas abajo del río ya no hay salvavidas). Una vez ahí comienza el nado contra corriente de aproximadamente 1000m. hasta el borbollón. La corriente es fuerte y me pareció aún más fuerte esta vez que las dos anteriores que he ido. El termómetro marcó 22ºC. No tan fría, sobretodo porque al nadar genera calor uno mismo, así que a ninguno nos dio frío.
En total nadé cinco vueltas completas que suman 10,000 metros. 5 kilómetors son mas «fáciles» porque con la corriente es como ir de bajada, pero se compensa con los otros 5 que son «de subida» y que, a veces, parece que no avanzas.
Cada que pasamos por la fosa nos cuentan las brazadas. ¡Ya logré las 60/min que me propone Nora que debo mantener! Me contaron 59-60-60-57-60. La cuarta bajé mucho y justamente la relaciono con que estuve tomando poco «alimento». Tenía un termo con licuado energético de Hammer pero cada pasada solo le daba algunos sorbos en vez de tomar varios tragos. Para la cuarta vuelta comencé a sentir el cansancio y se notó en el número de brazadas. Cuando volví a pasar por la fosa me lo comentó Nora y me ayudó a preparar mas licuado y tomé unos 350mL. Noté la diferencia, me sentí con fuerzas otra vez después de algunos minutos; así que cuando volví a pasar por la fosa, donde cuentan las brazadas, ¡ya estaba nuevamente en 60! Alimentarse bien es muy importante.
¿Me aburrí? No, para nada. De hecho lo disfruté mucho. ¿Me cansé? Si, mucho. Creo que el cansancio en los hombros al día siguiente fue incluso mas que después del Reto Acapulco. Y, ¿que pensé tanto tiempo? De todo y nada: en la flora de Las Estacas, en la corriente, en los nadadores con los que me cruzaba, en la técnica, en el trabajo, en la vida, en que íbamos a ir a Acapulco Rodrigo y yo mas tarde (y ya me lo estaba saboreando), en El Canal de la Mancha… en muchas cosas y en nada. Eso es parte de lo que me encanta de nadar. En ese tiempo que estás contigo mismo puedes arreglar el mundo y todo es perfecto o puedes recapacitar en todo aquello que te incomoda y pensar en comp mejorarlo; de pronto llegas y ves que todo sigue igual y las cosas no cambian con un nado, están ahí esperándote, en el mundo real.
¿Te gustan mis historias? Oprime «Me Gusta» o déjame un comentario. ¡Me encantaría saberlo!