Ayer y hoy nadé en el hermoso azul mar de Cozumel. Entre el muelle de mi hotel, el Fiesta Americana, al muelle del hotel vecino. Fui con Rodrigo para que hiciera su 1er Ironman 70.3. Digo primero porque se que no será el último!
Ayer empecé a nadar y al poco tiempo sentí un extraño dolor en el estomago. Decidí ignorarlo y poco a poco se me quitó y un rato después ya ni me acordaba. Creo que eran nervios de nadar en el mar, de pensar en el Reto de Acapulco, de sentir que estaba mas cerca y que nadar hoy aquí estaba estrechamente ligado a ese reto.
Nadé bien y a gusto. Lo que si noté es que después de un tiempo el roce del brazo con el torso me empezó a irritar la piel. He leído de la grasa que se untan los nadadores en aguas abiertas y ahora veo que definitivamente debe ser una de las razones para usarla. Nadé 4k y, aunque no me molestó mucho, me imagino que conforme hiciera mas brazadas y mas kilómetros, la irritación iría empeorando…
Casi no nado en el mar. Es una experiencia increíble. Tan diferente a la alberca y al lago. La corriente si jala, aún cerca de la orilla y a poca profundidad, sentí la fuerza y poder que tiene. No me queda duda que somos un granito de arena en el inmenso océano y nuestra fuerza no es nada en comparación con la del mar.
Querido mar, después de nadar varios kilómetros en alberca y algunos en un lago, hoy veo con mucho respeto y admiración la fuerza que tienes. Gracias por permitirme gozar nadar en tus aguas con seguridad.