Creo que nadie podría negar que es emocionante y cautivador recordar un logro significativo.
Haber logrado el reto de cruzar el Canal de la Mancha no solo significó haber conseguido una meta que muchas veces es un sueño en mi vida. En realidad fue un parte aguas porque algunos pocos años antes ni siquiera lo hubiera pensado posible para alguien como yo -con un pasado de poco ejercicio, muchos cigarros, una buena dosis de adición al trabajo y un consumo social de alcohol con el que casi cada semana, por lo menos una vez, había un pretexto para acabar «happy» o hasta un poco más. Fue un cambio en muchos aspectos que me demostraron que con la debida motivación, apoyo, compañerismo, enfoque y consistencia, siempre podemos lograr lo que nos propongamos.
Cuando recuerdo como eran las semanas, los fines de semana y los hábitos de hace unos 8 años en verdad me sorprendo de las muchas cosas que han cambiado. La cantidad de actividad física semanal, los horarios más regulares para dormir o comer y mi condición física definitivamente son mejores. Seguro hay cosas buenas y otras malas pero no tengo la menor duda de que muchas cambiaron para bien. Quizás no vaya a vivir más pero si mantengo cierta regularidad y consistencia en alimentarme mejor, hacer ejercicio diariamente y no volver a fumar nunca, seguramente conforme siga envejeciendo voy a es tener mejores condiciones físicas y mentales que lo que hubiera tenido de no hacer ese cambio.
Por lo tanto, con alegría festejo nadando cada aniversario del cruce y espero poder hacerlo siempre. Que sea un recordatorio de que no solo puedo imaginar y soñar lo que quiera sino que puedo hacerlo. De hecho, los sueños que se quedan en la imaginación no son nada si no das un paso hacia ellos.
Hoy tengo un nuevo reto, mayor. Me emociona porque otra vez lo veo colosal. Sé que va estar duro y que va a requerir mucho esfuerzo; que voy a tener que entrenar mucho el cuerpo, la mente y el espíritu y que aún así no es garantía de que lo vaya a lograr. Pero el simple hecho de decidirlo y comenzar me acerca más al éxito que al fracaso. Quedan 307 días para seguir preparándome.
«Activar un proyecto es el primer paso para hacer realidad cualquier deseo; significa pasar de la idea al objetivo, de la ilusión a la experiencia. Pero también significa comenzar a asumir riesgos y a entender que las cosas pueden ir bien o pueden ir mal. Poner de veras manos a la obra hacia una meta determinada nos abre muchas oportunidades y, como mínimo, nos aleja del peor de los fracasos: no haberlo intentado siquiera.»
Albert Bosch, Viure per sentir-se viu, 2013.