Tengo la fortuna de pertenecer a un grupo en WhatsApp -un chat- que se llamaba «Canaleros» y que a ido cambiando de nombre según lo que sucede en ese momento. Empezó para planear una salida de nado a Alchichica y se quedó; los que estábamos en el grupo continuamos, poco a poco, a escribir sobre lo que seguía o lo que habíamos hecho. El grupo fue creciendo conforme Nora -nuestra coach- sumó a más personas que comparten la misma pasión y se proponen retos en el agua y fuera de ella.
Hoy somos 32 y se a convertido en un grupo donde sucede de todo; desde los «típicos» chistes, memes y bromas, hasta un increíble apoyo y porras cuando cada uno del grupo se enfrenta a un nuevo reto.
Así nos enteramos cuando alguien hace algún evento deportivo que quiera compartir, y nos actualizamos de como va un cruce o nado o competencia. Es un grupo de atletas extremos porque algunos eventos pueden ser tan largos que empiezan un día y terminan al siguiente. Por ejemplo, te vas a dormir y cuando despiertas te enteras de ¡como sigue!
Ayer unos compañeros Canaleros cruzaron el Estrecho de Gibraltar. Iniciaron la travesía 4 y terminaron 3; una tuvo que abandonar a la mitad. En este grupo, por supuesto, eso no es una falla, sino una lección.
Anoche escribí esto y creo que hizo mucho sentido porque varios Canaleros comentaron que comparten totalmente el mismo pensamiento:
¡Muchas felicidades a los 4, a la coach, al equipo de apoyo y a todos los Canaleros!
Me encanta como todos vivimos de una u otra forma los sueños, metas, logros y aprendizajes de los demás y los propios y aquí siempre tenemos este grupo maravilloso que sabe lo que es esforzarse más allá de lo que alguna vez ni siquiera imaginábamos y superar nuestros propios límites.
Las metas difíciles algunas veces no se logran a la primera, pero aquí sabemos que cuando sucede así, solo nos motiva a seguir adelante.