Después de SWIM Across The Sound, ¿que?

Este fin de semana lo pasé en Avandaro. Para mi fue atípico porque estuve solo gran parte del fin de semana y tuve oportunidad de reflexionar. El ajetreo cotidiano (o mas bien yo mismo) no me había permitido ver hacia adentro con ganas de poner mis sentimientos y pensamientos en orden. Desde hace mas de 2 meses no he escrito ninguna entrada en este blog, la última fue aquella que hice una semana después de SWIM Across the Sound (SAS). No es que no haya querido hacerlo ni que no haya tenido tiempo… ¿no tener tiempo para escribir unas cuantas palabras?..

Mas bien, algo cambió. 

Escribirlo quiere decir que tengo que enfrentarlo, ordenarlo y tomar una postura y decisión. Solo me tomó 2 meses… definitivamente, que indeciso soy.

Lo que cambió a veces me parece ser poca cosa y otras veces, un mundo. No es que yo sea otro, de hecho casi nada he cambiado en mi vida después de SAS. Creo que justamente por ahí va la cosa de porque me ha costado trabajo entenderme después de hacerlo.

El evento, y la experiencia de hacer SWIM Across The Sound fue increíble. Yo iba a esta competencia no para competir; sino motivado y emocionado por este nado como parte del entrenamiento que he llevado. Cuando me lo propuso Nora me lo explicó como un «mini canal».  La distancia era un reto para mi pero factible por el entrenamiento que estaba haciendo. Además las condiciones son similares, en versión «light», al Canal de la Mancha: agua un poco fría (pero no tanto) y un clima que también puede variar de un momento a otro (pero no tan extremoso).  Sin embargo honestamente aprendí algo que no me esperaba. Que no somos los nadadores (o los deportistas en otros casos) quienes hacemos importante el evento; de hecho casi parecería ser poco importante. Son cientos de personas (miles en realidad) quienes hacen posible un evento altruista como este. Un evento grande, muy grande; ví lo que un pequeño evento local puede lograr cuando la comunidad participa. Lo que más me impresionó es la gran cantidad de personas que dona su tiempo, experiencia, conocimientos y recursos para SAS… para mi fue abrumador. 

Había muchas mas personas involucradas directamente como apoyo a los nadadores, que nadadores. Eramos unos 110 nadadores  (4 en solo, 4 relevos de dos personas y 20 relevos de 4 a 6 integrantes) y me pareció sorprendente la cantidad de personas y recursos que involucró hacer este evento. Imagínate, en la embarcación que me acompañó había 5 personas… ¡cinco! Rodrigo, Nora, el capitán, la observadora y el médico. Seguramente en las demás embarcaciones era algo similar (me imagino que en los relevos llevan una cantidad de acompañantes similar, así que por lo menos iban 1 a 1). Además, había otras embarcaciones: la guardia costera, los barcos guía, los marcadores (adelante, atrás y a ambos lados) y los supervisores. Además había personas en la salida, en la llegada, en el ferry… Uff! ¿Habrá habido 300 personas involucradas directamente en el evento donde nadamos 110 personas? Creo que hasta me quedé corto. 

De pronto me pareció que algo no estaba bien… ¿o si? 

Si está bien: es un evento altruista. Un evento de comunidad donde la suma de esfuerzos es la que hace posible el resultado. 

Los días siguientes al SAS pasaban por mi mente pensamientos encontrados. Por un lado una emoción y alegría enormes que casi me sacaban lágrimas cada que pensaba en él. Por otro lado me llegué a sentir decepcionado, desilusionado. Casi, creo, como me hubiera sentido si no hubiera logrado la meta. Hoy creo que hay dos razones para las sensaciones de desilusión: 

1. Que al llegar me recibió Liz Fry, la organizadora de SAS. Me puso una toalla y recuerdo que mientras me ayudó a caminar fuera  del muelle, me dijo: «Maybe you should think twice about swimming the Channel next year.»  ¡ZAZ! ¿¡Como!?

2. Hice 9:30 hrs. cuando esperaba hacer entre 8 y 8:30 hrs. Apenas logré el tiempo máximo permitido. 

No me acuerdo de nada mas que me haya dicho Liz, seguramente también me debe haber preguntado como me sentía y quizás hasta me haya felicitado; pero esas palabras son las que se quedaron grabadas en mi mente. Después del esfuerzo que acababa de hacer, de estar nadando mas de nueve horas, de estar cansado y contento, me cayeron como un balde de agua que en el momento no entendí. Algunos pasos después llegué con mis papás y tios y poco después llegó Rodrigo, que se bajó de la lancha mas adelante. Me felicitaban, frotaban, dieron de comer, etc. En fin, un grupo contento de verme llegar y yo feliz de haberlo logrado, pero en mi cabeza no dejaban de dar vueltas dos ideas: hice mas de 9:30 hrs. cuando esperaba hacer 8:30 y ¿porque me dijo Liz lo que me dijo?

Hasta tiempo después le dije a Rodrigo lo que me dijo Liz y coincidimos en que no era algo bien intencionado hacerlo así. Creo que casi pasó mas de un mes cuando tuve oportunidad de hablar con Nora. Me explicó que Liz le comentó que como salí temblando y el agua no estaba tan fría, que le dijo Liz que le parecía quizás no estaba listo. Además que me veía muy delgado. ¿¡Pues como voy a estar listo si me faltaba un año de entrenamiento?! 

Pero si hay una lección ahí y muy grande. Después de eso me puse a investigar mas por mi cuenta de lo que representa el frío en un nado del Canal y creo que lo he subestimado. En verdad es MUY frío y con mi peso actual de 62 kgs. y como un 10-12% de grasa corporal no lo lograría. No es cuestión de ganas ni de empuje o aguante, tampoco tiene que ver con la condición física ni el entrenamiento aeróbico. Es una cuestión física inevitable, el agua a 16-17°C simplemente te enfría el cuerpo y baja la temperatura. El calor que genera el ejercicio no es suficiente para compensar la pérdida de calor y se necesita un aislante que proteja al cuerpo del frío. Como no se permite usar ningún aislante (wetsuit, neopreno, guantes, gorra térmica), se debe tener «integrado»: grasa corporal. Así que Nora me explicó que a lo que se refería Liz y que independientemente de que cumpla con el entrenamiento y logre la fuerza y las horas, indudablemente tengo que subir de peso, y mucho. Yo he leído que lo normal es que hay que subir como 25 libras (mas de 12 kgs.) y al parecer debo llegar como a un 20% de grasa corporal. De plano eso es estar bien gordito. Ni modo, en contra de todo lo que quisiera, a engordar. 

Otra lección mas es el tiempo. Mis paradas para tomar alimentos y bebida son cada media hora y me tomaban mas de 3 minutos cada una. Debo haber hecho mas de 16 por lo que en lugar de hacer 16 minutos o menos (máximo 1 minuto por parada) me tomé mas de 45 minutos. ¿9:30 hrs. verdad? Ya veo que así nunca voy a lograr las 8 u 8:30 que me imaginé. Tengo que aprender que esas paradas no son para platicar y descansar. Sin para tomar alimento lo más rápido posible y seguir de inmediato. Además, en el Canal hay una corriente muy fuerte que te arrastra mucho en cada parada y 3 minutos es simplemente demasiado tiempo. 

Por otro lado y en breves correos estuve en contacto con Hugo Rodriguez a quien le confesé que no estaba del todo contento. Me dijo que le gustaría platicar conmigo (cosa que me encanta y casi esperaba que me lo ofreciera ¡pero no he hecho que suceda!) porque le interesa que triunfe en este reto y unas simples palabras que estoy seguro que me ayudaron mucho: «Es tu primera gran prueba, no seas tan duro contigo mismo. La hiciste bien.»

Así que, ¿resumiendo, que logré nadando SAS? Mucho. Creo que justamente lo que tenía que suceder: lograr una meta grande y probarme que pudiera hacerlo y un aprendizaje enorme de que aún me falta mucho. 

También me abrió los ojos para ver que no debo ser egocéntrico ni egoista. Si decidí hacerlo público entonces que mejor que subir a bordo a quienes quiero y me quieren y lograr mas que «simplemente » cruzar el Canal de la Mancha. 

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